Allí
estaba yo paliando los estragos de mi mundo, con una botella de
whisky en una mano y en la otra una copa llena. Mientras mitigaba los
males causados por la ausencia de este elixir, se derramó por mis
labios una gota, fue bajando por mi cuello y, entonces, me vino el
recuerdo de aquella noche... Aquella en la que gracias a una
preciosidad conocí su sabor en un plácido bar. Mmm... Momento
inolvidable. Conocí a las dos cosas más dulces de mi vida: la
primera no me dijo su nombre y la otra la estoy saboreando. Me contó
que estábamos destinados y nos volveríamos a besar entre la
oscuridad, por esto la esperamos cada anochecer. A veces, se presenta
entre las tinieblas, pero sigo sin saber cómo la llaman, luego no me
queda más remedio que seguir bebiendo, así si no aparece ahogaré
mis penas. Pasados unos minutos, entra por mis ojos y salimos a la
intemperie a purificarnos. ¿Mañana la contemplaré? No lo sé, así
que la agarro para que no desaparezca. Amanece y mi vampiresa ya no
está, esta vez, ¿cuántas lunas habré de aguardar para que me
muerda?
Miángabu
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"Lágrimas de fuego" - Guillermo Pasquale |
Miángabu
Éteme aquí otra vez, pero ahora con un microrrelato. No he hecho mucho sobre este estilo, pero espero que aún así guste. Gracias a todos/as.
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